TALAVERA POBLANA

UN RECORRIDO POR TRES SIGLOS DE LA MEJOR ALFARERÍA DE MÉXICO


Cercana a la pinacoteca se encuentra la sala destinada a la Talavera de Puebla: una de las colecciones más ricas y completas que reunió el señor Mayer.

La técnica de la cerámica del Nuevo Mundo no utilizó el vidriado hasta la llegada de los españoles. Ellos, a su vez, deben este procedimiento a las árabes, quienes lo introdujeron en Europa durante su dominio en la península ibérica.

Desde el siglo XVI, se instalaron en la ciudad de Puebla, talleres donde se fabricaron objetos de barro esmaltados con plomo y óxido de estaño. Su aceptación y demanda alcanzó, dentro de las colonias europeas, lugares tan lejanos como Venezuela y Perú.

La cerámica estannífera o loza blanca de Puebla, tomó su nombre de la ciudad de Talavera de la Reina, en Toledo lugar de tradición alfarera.

En esta sala se puede hacer un recorrido por tres siglos de la mejor alfarería de nuestro país, ejemplificada por variados objetos que van desde jarras comunes, platos y platones hasta los más caprichosos jarrones y lebrillos, importantes elementos de la decoración virreinal.

En la Talavera poblana es evidente la influencia de la porcelana china que llegó a México por conducto del Galeón de Manila, produciendo una concepción distinta de formas y decorados que enriqueció la tradición española.

Un aspecto que no se debe pasar por alto es el uso del azulejo como elemento arquitectónico de decoración. El museo exhibe diversos lambrines con algunos diseños empleados durante la colonia. Se reconstruyó también una cocina de azulejos en la que además de satisfacer el aspecto ornamental se cumple con los requisitos de higiene, aislamiento e impermeabilización.


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